Menudito como un jazmín, sonrosado y suave cual un caramelito de fresa.
Tan chiquitito, tan tierno , tan dulce, tan poquita cosa que te roba el corazón nada más mirarlo. Parece mentira que este ser tan encantador llegue a ser, poquito a poco, una persona adulta con carácter y personalidad propia. Así será, si Dios quiere.
La alegría que has traído a tu abuela es inmensa, cómo al resto de la familia, pero en el fondo me llena la pena el que tu abuelo no haya tenido la oportunidad de conocerte, tenerte en sus brazos, regalarte besitos y caricias como a tu hermana y tus primos. Estoy segura que, desde el Cielo, él te contemplará y te mandará su amor y sus cuidados ; guiará tus pasos para que llegues a ser una persona de bien.
Bienvenido, Juan. Todos te adoramos .
Tú abuela
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