domingo, 14 de junio de 2015

El nido vacío



      Ha sido necesario dejar pasar unos días, para empezar a asimilar la nueva situación que se vive cuando el último vástago de una familia numerosa deja el hogar.

      A tu mente llegan los recuerdos del bullicio, el desorden, las risas, de una familia unida, de unos padres educadores y organizadores cuyo momento más feliz del día era cuando, por la noche, se cerraban las puertas y estaban todas las camas ocupadas. Nunca esperas ver toda la casa tan ordenada, solitaria, silenciosa...., todas  las camas sin deshacer......Vacías. Es extraño experimentar esa sensación de abandono de dos personas mayores que, por un lado sienten esa soledad y por otro, la satisfacción del deber cumplido y la ilusión de ver aparecer a unos y a otros, que llega a su culmen cuando acuden  todos juntos, por duplicado.....por triplicado, aportando nuevos miembros, nuevas risas, nuevo desorden.....nuevas ilusiones.....nuevas esperanzas....

     ¡Gracias Señor por habernos permitido llegar a esto!  Mi madre no tuvo esa suerte