Mis pinturas:" Paseando bajo el sol"

Mis reflexiones: "Ayer, hoy, mañana...."

El ayer, el hoy y el mañana son las fases  por las que todos pasamos, día a día, a lo largo de nuestra vida, y que siempre estarán en ella:

Ayer: Recuerdos agradables e inolvidables en su mayor parte, muchos indiferentes y otros  tristes o muy tristes, de los que no saldrán jamás de tu corazón ni de tu mente . Circunstancias y actuaciones que te han llevado a lo eres hoy.

Hoy: Realidad, tu realidad, la que tú te has buscado o te has encontrado pasito a pasito, la que, posiblemente , no quieras perder nunca o, por el contrario, estés deseando salir de ella. La que se aproxima a lo que siempre has querido ser o la que se ha convertido en una pesadilla de la que desearías salir corriendo.

Mañana: Futuro, tu futuro siempre incierto por mucho que te empeñes en lo contrario. Ilusiones que deseas ver realizadas. Esperanzas en verlas hecha realidad. Temor a lo imprevisible y deseos de que ese futuro sea largo y glorioso.

"Añoranzas"

Corpus Christi en Hinojos.    

 

Es el día de mi infancia que más añoro.

Recuerdo cuando los niños y niñas veíamos llegar con expectación las cargas de ramas de eucaliptos y los montones de romero, con esos aromas intensos e  inconfundibles, para adornar las puertas de nuestras casas, de forma que no quedase ni un solo centímetro de pared ni de suelo visible entre tanto verdor. Ya el jueves, día del Corpus Christie, nos levantábamos al amanecer para "ayudar" a poner las ramas con sumo cuidado, esparcir el abundante Romero por el suelo y que todo quedase perfecto.

No puedo evitar recordar cuando los mayores nos reprendían al ponernos a jugar por encima de las ramas y cuando, una vez ya colocadas tapando las paredes, nos pasábamos de una casa a otra por detrás de ellas, con el riesgo de que todo el decorado se viniese abajo.

Qué gran disfrute ver a toda la gente del pueblo con sus mejores galas para asistir a la procesión del Santísimo en la bonita Custodia.

Ya una no puede disfrutar de esos placeres de la niñez, pero sí de pasear por esas preciosas calles como si fuera un auténtico bosque, y contemplar esos arcos de entrada a las casas adornados con plantas y flores autóctonas que son una maravilla. 

Ahora nos conformamos con ir y volver a contemplar ese maravilloso espectáculo, porque la tradición sigue y espero que no llegue a perderse nunca.

"Al árbol caído"

     

¡Ay que pena me estás dando árbol caído, cuando recuerdo tu apostura y gallardía, tu arrogancia, tu orgullo y gesto altivo, ocultando al arbolillo que tras de ti había!
Aquel árbol que con su inexperiencia, tímidamente las ramas removía, intentando atraer de forma suave, a una paloma tierna que por allí había.
La paloma fue a posarse al más altivo y el árbol frágil de envidia se moría, al comprobar que el nido que esperaba, las ramas del otro poderoso recogía.
Pero el tiempo que pasa para todos, va desgastando apostura y gallardía y las ramas del rey tan arrogante, pierden hojas y se van secando día a día...
La paloma se da cuenta de su error; ve que el rey ya poco la cobija y decidió cambiarse con su nido, al otro que , ya maduro, de siempre le atraía...


Fotografía tomada por la autora en un parque de Dublín (Irlanda).