El
día que yo me vaya
que nadie
llore por mi,
pues
sabemos que a esta vida
venimos para morir.
Mas
triste queda el rosal,
cuando su dueño lo poda
allá
por la Navidad.
El
día que yo me vaya
deberéis
que sonreír,
porque me llevo
conmigo
la esperanza de vivir.
Recuerda
que tu rosal,
aunque le cortes las ramas ,
de
nuevo vuelve a brotar.
El
día que yo me vaya
pensad que seré feliz,
porque cuando yo me aleje,
me
sentiré libre al fin.
Las
ramas de mi rosal,
aunque unidas a su tronco,
siempre buscan libertad.
El
día que yo me vaya
alguien hablará de mi,
y
durante algunos años
recordarán
mi existir.
Pero
el tiempo pasará,
y
con el paso del tiempo
mi rosal se secará.
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