El cuarenta aniversario de mi boda (nuestra boda) me ha hecho volver a vivir sentimientos, nostalgias y alegrías. Me ha "obligado" a repasar estos años en la parte más sensible de mi yo: Mi vida familiar. Me ha llevado a recordar cómo unos jóvenes inexpertos han ido, pasito a paso, consiguiendo una buena convivencia llena de cariño y una familia. Cómo se ha desarrollado, fase a fase, nuestra personalidad como padres; cómo hemos intentado la educación y formación de nuestros hijos para que lleguen a situarse en la vida, y cómo ellos van construyendo sus propias familias, sus propias vidas...En la primera generación cuatro hijos que nos llenan el alma; en la segunda (hasta ahora) tres nietecillos que son la alegría y la ilusión de nuestro existir: María, Paula y Juan. Tres trocitos de cielo.
¡Gracias Señor! Creo que la experiencia ha valido la pena.