Haciendo un poco de reflexión, volviendo la vista atrás, nos damos cuenta de los trenes que tuvimos la oportunidad de coger y dejamos pasar. Unas veces por ignorancia, otras por pereza, por indecisión o por cobardía... Cuando por fin decidimos tomar uno, lo hacemos con la ilusión y la esperanza de tener suerte y llegar al destino soñado. En ocasiones se consigue pero en otras no.
Siempre existe el temor de tomar el tren que nos lleve a ninguna parte a pesar de nuestro entusiasmo. A unos les toca uno, a otros otro, dependiendo de la preparación, el esfuerzo y la suerte que el destino nos tenga deparados.
Creemos en el destino? Ese es otro tema!