Siempre he pensado que los hijos son auténticos regalos del cielo, un regalo que se pone en nuestras manos, como un diamante en bruto, al que hay que pulir con mimo. Con muchísimo cuidado hay que ir modelándolos para formarlos y educarlos de la manera adecuada y, así, lleguen a adaptarse a la sociedad en que vivimos, consiguiendo ser personas de bien y de provecho; tarea nada fácil por cierto y que no todos los padres tienen la suerte de llevar a buen puerto por una serie de innumerables circunstancias que van apareciendo en el camino.
Ya desde pequeñitos cualquier cosa que hagan nos parece una maravilla y nos sentimos orgullosos de los mínimos logros que van consiguiendo. Los que tenemos varios vástagos, las satisfacciones nos viene un día por parte de uno, otros por parte de otro, o de todos a la vez.
Ellos, a base de esfuerzo y de trabajo van organizando sus vidas, intentando y, a veces consiguiendo, lograr lo que se han propuesto.
Y llegan los frutos. Y si los frutos de alguno de tus hijos son reconocidos públicamente como una labor bien hecha, no solamente te sientes orgullosa, también infinitamente agradecida a esas personas que han sabido valorar todo el esfuerzo y dedicación que a lo largo de los años tu "niño" , en este caso Antonio, ha realizado.
Gracias, muchas gracias al Ayuntamiento de Pilas.